lunes, 20 de junio de 2011

EDUCACION EN CUESTION

Quiero Compartir esta reflexión que fue publicada en la Revista VIDA NUEVA. Con ello quiero igualmente estimular el que se suscriban a dicha revista que me parece de interés y actualidad.

Me llama la atención la manera como algunas instituciones educativas de los países que han celebrado los doscientos años de la “independencia” se enorgullecen de haber tenido entre sus alumnos a los así llamados “próceres” de la misma, porque realmente los criollos que tomaron el poder no gestaron modelos de sociedad diversos a los establecidos por el invasor en lo relativo a la justicia y al derecho. Se continuó con la sociedad de desiguales cambiando las caras y los bolsillos de los dominadores.
No quiero desconocer la bondad del advenimiento de las generaciones locales al poder pero sí quiero tener muy presente que la educación está en deuda de darle al continente generaciones capaces de ir gestando modelos de sociedad en donde se busque la igualdad, la justicia, se respeten las libertades ciudadanas y los derechos inalienables de los seres humanos; se mantenga el sentido del estado a pesar de la globalización y se pueda dar oportunidades a las nuevas generaciones, por el derecho al trabajo y salarios dignos.
No basta con gloriarse de las glorias de la historia porque han sido gobernantes. Mucho más grato sería gloriarse de los desarrollos de los pueblos, de las escuelas que educaron a los analfabetas, de las universidades que dieron cabida a las clases populares, de las escuelas agrícolas que promovieron a los campesinos y de la mentalidad con la cual la educación promovió la identidad cultural y el valor de la simbólica nacional. ¿De donde acá las glorias de la historia si esta historia está teñida con tanta sangre?
Educar para una nueva sociedad es el desafío que escuelas, colegios y universidades del continente y el país, pueden igualmente asumir en este tiempo de tantas celebraciones e ilusiones libertarias.

jueves, 16 de junio de 2011

FAMILIA SALVATORIANA


Hemos venido acuñando el concepto de "familia" en la SDS para expresar la realidad del sueño de Francisco Jordan, la unión de religiosos, religiosas, ministros ordenados, laicas y laicos con el objeto común de conocer y hacer conocer al "único verdadero Dios y su enviado Jesucristo".

Esta denominación no estuvo en la mente de Jordan, es más bien una denominación que se utiliza hoy en muchas comunidades religiosas para señalar el hecho de estar compartiendo el carisma con laicas y laicos. La Sociedad del Divino Salvador, se inscribe en esta corriente.

Yo voy a plantear mi visión del asunto y sin ninguna pretensión de dar por finalizada una búsqueda sino con el deseo de aportar a la mejor manera de diseñar lo que realmente Jordan quizo de sus seguidores y seguidoras. Evidentemente que la propuesta de Jordan, el modo de nominar su obra fue "Societas", "Sociedad". Las nuevas comunidades de finales del siglo XIX en su gran mayoría se llamaron "sociedad", en contraste con las antiguas que se donominaban "órdenes" o "congregaciones". Jordan asume así la terminología de la época pero sugestivamente en este término incluye algo que no se concebía como frecuente, común o natural en las sociedades fundadas en su tiempo: la inclusión de laicas, laicos, religiosos, religiosas, ministros ordenados, hombres y mujeres en una "Sociedad" que inicialmente se llamó Sociedad Apostólica Instructiva.

De manera que la Sociedad es como la gran sombrilla que designa la idea de Jordan. ¿Es impesable que la "Sociedad" vuelva a ser esa sombrilla? Parece que ella es hoy el concepto de "familia"; concepto por lo demás ambiguo porque no expresa realmente la intencionalidad y puede incluso mantener aún una cierta visión de unos padres que tienen unos hijos menores que llevar a la adultez.

Me suena que la Sociedad del Divino Salvador es la idea integradora de lo que originalmente fue la Sociedad Apostólica Instructiva, la Sociedad Católica Instructiva y finalmente la Sociedad del Divino Salvador. Ella incluye una comunidad de religiosos varones (ordenados o no) una comunidad de laicos y laicas y una comunidad de religiosas. ¿Es esto históricamente impensable? ¿No corresponderá más a la idea original cuando la misma Teresa von Wuellemweber fue aceptada al primera grado de la Sociedad y este incluía la posibilidad de laicos en él?

No estamos en la madurez teológica que conlleva el romper tantos muros de un clericalismo que permea incluo la conciencia de los laicos y laicas de hoy. Mucho más cuando fuertes vientos conservadores afectan la nave de la Iglesia, pero no por ello podemos dejar de pensar, de escudriñar lo que puede y debe ser la historización del sueño de Jordan para un presente con tantos desafíos.

Pero como seguiremos llamándonos "familia" y como ahora no existirán los "Salvatorianos Laicos" oficialmente (quiera Dios que se sigan denominando así, independientemente de los nombres oficiales)sino la Comunidad Internacional del Divino Salvador (Un nombre híbrido con poca raíz en la historia), la Sociedad del Divino Salvador y las Congregación de las Hermanas del Divino Salvador, no resta sino desearles un "FELIZ DÍA DE LA FAMILIA SALVATORIANA!"